domingo, 27 de noviembre de 2011

La depresión según Aaron Beck


En la segunda mitad del siglo pasado surgió un nuevo modelo dentro de la Psicología como disciplina científica, el modelo Cognitivo, teniendo como personajes más ilustres a Albert Ellis y Aaron Beck, quienes a pesar que inicialmente fueron formados dentro del modelo psicodinámico empezaron a buscar otras alternativas que dieran tanto una explicación más objetiva y profunda, así como soluciones más rápidas y duraderas a los problemas psicológicos.
Aunque en un inicio Beck se encargó de estudiar la depresión, más adelante también se avocaría a otras patologías como los problemas de ansiedad.
El modelo cognitivo de la depresión de Beck busca dar una amplia explicación en cuanto al origen y mantenimiento, así como en la manera de abordar esta patología. Para tal efecto este modelo se vale de tres conceptos principales; los esquemas, los errores cognitivos y la triada cognitiva. A continuación revisemos brevemente cada uno de ellos.  
Los esquemas
Los esquemas son entendidos como un conjunto de patrones cognitivos relativamente estables en el tiempo que se forman a lo largo de las diversas experiencias desde la infancia, es decir, no son producto de una única situación sino de la recurrencia de situaciones similares que por algún u otro motivo  tienen un alto grado de significancia en la vida de una persona. Son el “filtro” a través del cual la persona localiza, diferencia y codifica los estímulos (o situaciones) con los que se enfrenta día a día. Dicho en otras palabras, a través de sus esquemas los hombres interpretan y dan un significado a las cosas, dándoles un significado particular y que obviamente varía de la interpretación que hacen los demás. Asimismo, debido a su relativa estabilidad en el tiempo, los esquemas son los responsables de que las personas tiendan la mayor parte del tiempo a interpretar situaciones similares de la misma forma.   
De otro lado, es necesario recalcar que no todos los esquemas se encuentran activos todo el tiempo, pues de hecho hay muchos que permanecen  en un estado inactivo incluso por varios años y son activados solamente cuando la persona atraviesa por situaciones iguales o similares a aquellas en las que dichos esquemas tuvieron origen.  Por ejemplo, si un niño es abandonado por su madre y meses después su padre tiene que irse al extranjero por razones laborales, probablemente haya formado esquemas de pérdida determinados, los cuales serán activados en un futuro ante situaciones de pérdida similares como la muerte de un ser querido o la ruptura de una relación amorosa y no así ante situaciones de otra índole como problemas  financieros o con compañeros de trabajo. 
Cuando una persona que no padece depresión se enfrenta a una situación determinada, ésta activa un esquema adecuado a través del cual interpreta cada  uno de los estímulos que conforman la situación, teniendo como resultado conclusiones objetivas y realistas. Sin embargo, cuando un depresivo se enfrenta a una situación, ésta activa un esquema idiosincrático que lleva a la persona a centrarse selectivamente en aquellos estímulos que guardan relación con el esquema activado, interpretando distorsionadamente las cosas en función de su historial de experiencias negativas sin detenerse a analizar que tan objetivas, realistas o probables sean esas nuevas conclusiones a las que acaba de llegar.  
Errores en el procesamiento de la información
La intrusión de los esquemas idiosincráticos en el procesamiento de la información, es decir,  en el emparejamiento ordenado de esquemas adecuados y situación, determinan los errores cognitivos, también llamados distorsiones cognitivas o pensamientos automáticos, que no son más que las conclusiones distorsionadas a las que la persona llega luego de analizar la situación.
Beck distingue 6 tipos distorsiones cognitivas:
1.       Inferencia arbitraria: sacar conclusiones anticipadas, sin tener evidencia para pensar de esa forma.
2.       Abstracción selectiva: centrarse sólo en determinados aspectos, en especial los negativos.
3.       Generalización Excesiva: establecer reglas generales en base a uno o pocos hechos aislados.
4.       Maximización y minimización: infravalorar o subestimar los hechos.
5.       Personalización: Atribuirse a sí mismo cualquier acto o palabra que los demás hagan  y digan.
6.       Pensamiento absolutista o dicotómico: Interpretar las cosas en función a dos polos opuestos como puede ser; bueno o malo, sucio o limpio, etc.
La triada Cognitiva
La triada cognitiva implica un conjunto de esquemas que llevan al depresivo a evaluar de forma negativa y poco realista sus experiencias pasadas, sus experiencias futuras y a sí mismo, maximizando o prestando atención sólo a los aspectos negativos de una situación determinada y subestimando o ignorando los positivos. El depresivo usualmente considera no tener los recursos intelectuales ni emocionales para enfrentarse a la vida y si cree tenerlos está seguro que no son suficientes para triunfar y ser feliz, cree ser un incompetente, poco afortunado  y lleno de defectos que lo llevan a cometer errores todo o casi todo el tiempo, por lo que tiende a valorar sus experiencias pasadas en términos de derrota y fracaso, criticándose y arrepintiéndose por sus actos y creyendo siempre que pudo haberlo hecho mejor o no tan mal. Además, debido a que piensa que su “mala suerte” continuará y que no existe solución para sus problemas, se prepara para perder y sufrir tanto en cuanta actividad nueva y compleja se incursione como en aquellas más rutinarias y sencillas, llegando a abandonar cualquier tarea que demande esfuerzo y perseverancia.    



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