Diariamente,
miles de niños y niñas en el Perú sufren de algún tipo de maltrato, ya sea
físico, psicológico o emociona ya sea por algún padre, pariente, profesor o
cualquier otra persona que intente imponerse a estos. No siempre lo vemos, porque
la agresión no ha generado grandes
secuelas o la muerte, pero eso no significa que no exista.
Antiguamente
se consideraba al castigo físico como una manera de disciplina y aprendizaje de
lo que es correcto o incorrecto de hacer, como algo aceptable, hasta necesario.
En la actualidad desde 1059, con la Declaración
de los derechos del niño por la ONU, se considera como un delito y un problema
de profundas repercusiones psicológicas, sociales, éticas, legales y médicas.
Antes de empezar a debatir sobre este tema hay que tener algo en claro, que
es el maltrato infantil?
Se denomina maltrato infantil a cualquier
acto u omisión violenta hacia un menor, ya sea por parte de personas internas
como padres, cuidadores, miembros de la familia, o personas externas, como
vecinos, profesores, compañeros de clase, que ocasionen daño físico o
psicológico y que amenace su desarrollo.
Que tipos de
maltratos existen:
1.
Físico: cualquier acto u
omisión intencionada destinada a causar dolor en el menor como violencia
física, agresiones, castigo corporales privación de alimentos, etc.
2.
Psicológico: Cualquier acción u omisión
intencionalmente destinada a causar daño
psicológico o emocional (insultos, desprecios, humillaciones,
encerramientos, etc).
3.
Negligencia: Cualquier acción u omisión
personal o institucional que prive al niño, niña o
adolescente, de protección contra cualquier peligro que atente
contra su normal desarrollo
4.
(abandono, negación de ropa, de alimentos, de
educación, de atención médica). La negligencia
puede ser voluntaria o involuntaria.
5.
Abuso sexual: Es la realización de actividades
de tipo sexual con niños, niñas y adolescentes
(tocamientos, estupro, violación, incesto o pornografía).
En el Perú el 56.0% de los hogares tienen entre sus integrantes a niñas y niños menores de 12 años y el 39.8 a adolescentes de 12 a 17 años (ENAHO - INEI, 2006). Según indicadores de desarrollo humano, el desarrollo de las capacidades de niñas, niños y adolescentes del país se encuentra en riesgo, a lo cual contribuye las difíciles situaciones de pobreza y violencia a la que están expuestos.
Según la Presidencia del Consejo de Ministros (2001), se estima que 8 de cada 10 casos de abuso sexual tiene como victimario a un miembro del entorno familiar de la víctima y que 6 de cada 10 embarazos en niñas de 11 a 14 años son productos de incesto o violación. Por otra parte, el 33% de las mujeres entre 15 – 49 años, cree que para educar a los hijos es necesario usar algunas veces el castigo físico.
En
el Estudio Epidemiológico Metropolitano de Salud Mental (2002), realizado por
el Instituto de Salud Mental Hideyo – Noguchi en Lima y Callao, se encontró que
más del 50% de la población adolescente ha sufrido algún tipo de abuso en algún
momento de su vida. La forma más frecuente de abuso fue el psicológico
(insultos, agresiones verbales, humillaciones, manipulaciones) con un 41,7%,
seguido del abuso físico (golpes, puñetes, empujones en circunstancias
desventajosas) en un 27,3%.
Causas del maltrato infantil
Según
investigaciones, refieren que existen teorías
explicativas para este fenómeno que cada día aumenta. La primera habla desde el enfoque microscópico
o de carácter inductivo, en este se analiza los factores intrafamiliares, ya sea por la incapacidad de los
cuidadores para desempeñar su rol sicológico y personal.
Los causales típicos de maltrato infantil
intrafamiliar son: Autoritarismo, marianismo, necesidades básicas insatisfechas, estrés, vínculo
filial indeseado, disfunción
conyugal, marginalidad de las familias,
objetualización.
Otro
enfoque explicativo es el de índole deductivo o macroscópico, este se explica a
través de factores extrafamiliares,
es decir, por causas generada por el contexto social que rodea a la familia,
estas son aquellas que se derivan de las ideologías estatales(La escuela, iglesia,
calle, pares, medios de comunicación) y de la constante violencia a través del
proceso de enseñanza aprendizaje denominado Pedagogía Negra; este es un ciclo recurrente de reproducción del
problema que declina en modelos de organización social autoritaria, basada en
los procesos de transmisión de hábitos y valores.
Quienes han sufrido maltrato físico o emocional, o abuso sexual,
tienden a reproducir lo vivido, y manifiestan conductas agresivas hacia los
demás. Generalmente, detrás de un adulto violento hubo un niño violentado.
También, mucho de la violencia de nuestras sociedades está sustentado en una
suerte de cultura del maltrato e intolerancia.
Consecuencias del
maltrato Infantil
La sintomatología que presenta el niño
maltratado puede ser de carácter físico y/o emocional. Los síntomas físicos ocasionan
diferentes grados de morbilidad y se manifiestan como: Tejidos blandos, huesos,
piel; alteraciones en el estado nutricional o trastornos toxicológicos.
Dentro de los síntomas emocionales que presenta el menor son:
En los primeros momentos del desarrollo evolutivo se
observan repercusiones negativas en las capacidades relacionales de apego y en
la autoestima del niño. Así como pesadillas y problemas del sueño, cambios de
hábitos de comida, pérdidas del control de esfínteres, deficiencias
psicomotoras, trastornos psicosomáticos.
Conductas de temor y timidez,
aislamiento y mínima socialización, apatía, angustia, sensibilidad a la crítica
y el rechazo, no sujeción a las expectativas y presiones paternas, respuestas
agresivas paranoica, inhibición afectiva, desconocimiento de sus propios
sentimientos, baja autoestima superficialidad en las relaciones afectivas así
como presentando deterioro en el aprendizaje, motricidad o lenguaje. También se
pueden encontrar cambios
repentinos de humor, comportamientos regresivos, actos de desobediencia, perturbaciones graves del sueño, fobias o
fugas del hogar.
En escolares y adolescentes encontramos: fugas del
hogar, conductas autolesivas, hiperactividad o aislamiento, bajo rendimiento
académico, deficiencias intelectuales, fracaso escolar, trastorno disociativo
de identidad, delincuencia juvenil, consumo de drogas y alcohol, miedo
generalizado, depresión, rechazo al propio cuerpo, culpa y vergüenza,
agresividad, problemas de relación interpersonal.
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